viernes, 12 de septiembre de 2008

no, tu no eras para mí.
Deseamos tanto pertenecer, que se quedó en deseo. Pertenecimos en la memoria de los que nos recuerdan, de los que nos planearon, de a los que el plan les salió de diez.
no, tu no eras para mí.
Lo debí saber desde que te ví. Desde que tu diste por sentado un sí. Desde que no tuviste dificultades en mi voluntad.
tu nunca fuíste para mí.
Ni en el día con sol, ni en la oscuridad en el camino al tomar el camión. Ni cuando estuve enferma, ni cuando estuve a solas contígo.
sin palabras me lo hiciste saber de mil maneras: "yo no soy para tí"
Pero te gustaba disparar el botón que me llevaba a otros mundos donde si eras mío, donde me alababas como quien alaba a su Dios, me hacías creer en futúros de tazas de chocolate humeante en tardes de invierno.
Y así pensando que si eras para mí, pasé días en los que contaba los segundos para volverte a amar, para pulir mis defectos y de una vez por todas pertenecernos. Pero también pasé meses preparando mi venganza, tantos meses pasé que se convirtieron en años. Años de idear el perfecto plan para hacerte notar lo estúpido que fuíste.
Pero no es que hayas sido estúpido, así hablan los ardidos. Simplemente supiste por anticipado que yo jamás te pertenecería, que toda esa locura no era de este mundo al que tu si perteneces.
Y hoy llegó el perdón. Vino con la lluvia cuando menos lo esperaba. Pareciera que lavó mis culpas, y complejos, por supuesto que lavó las tuyas, tus errores e indiferencias. Lavó las ideas de la gente. El perdón me supo a un cigarro, lo sentí como brisa helada que desinflama las pasiones, lo escuché en los pájaros y lo ví con una tarde de verano tardío.
quizá muy tardío......

No hay comentarios: