1980

Ayer fué la graduación de Verito. La esperé impacientemente por 7 meses. La esperé incluso cuando ni eramos tan amigas. Ayer le comentaba a Verito que cuando quiero a una amiga me voy a maquillar especialmente para la ocasión, y claro peinado especial por supuesto. Le quedó muy claro que en verdad la estimo y yo me dí cuenta de lo ruca que estoy o me estoy poniendo.

A eso iba, que fuerte e impresionante fué ver que ya estoy grande. El maquillaje me hacía lucir bien pero muy lejos de los 24 años que quiero aparentar. Fué claridoso y tajante, honesto y directo y me dijo el espejo: nena, tienes 27!!

Tengo 27. ¿tengo 27? ¡tengo 27!. Y bueno a decir verdad me gustaron. Me acordé que ya no hay vuelta atrás, que ya no puedo cumplir 24, que la diferencia son tres años, que en ciertos aspectos soy más madura más no vieja, que sigo siendo una pendeja en otros, años llenos de experiencias, de numerosas pistas, de un camino mal que bien ya recorrido y bien impaciente por lo que sigue.

¿qué es lo que sigue? supongo mas risas y muchas lágrimas, días en que nomás no veo la luz, y días en que todo parecerá una broma, un cuento, una fábula y quizá hasta un poema. Así pues a disfrutar mi edad y los privilegios que me otorga, a vivirla dignamente con las locuras y desatinos que pueda implicar, por la libertad que hoy por hoy siento; que eso no es nada, ahí vienen los 30....