viernes, 21 de diciembre de 2007

De felices fiestas y buenos deseos.

La Navidad. Recuerdo que cuando era niña no había nada más que me ilusionara que estas fiestas. Esperaba todo el ano impaciente por la llegada del Niño Dios y sus regalos, las vacaciones. Conforme pasa el tiempo, cambian las expectativas y los deseos, maduras tus sentimientos y se convierte en época de paz y buenos deseos, así como de posadas, intercambios, borracheras, y así cerramos el ano: contentos, felices, cansados, esperando al ano nuevo, en el que hacemos promesas y propósitos para tener un ano mejor.

Un nuevo comienzo. Comenzamos todos los días. Cuando despertamos, cuando llegamos al trabajo, cuando nos volvemos a ver. Siempre es un comienzo, es una lucha que dura toda la vida, siempre hay una oportunidad de comenzar. Que difícil es a veces hacerlo. A veces no nos damos cuenta de las oportunidades que tenemos de rectificar, de perdonar, de dejar las cosas que nos hacen mal; no nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta, sin embargo la vida nos presenta retos que superar y solo lo podemos hacer replanteándonos el camino que hemos tomado, aceptar el fracaso, la derrota, el dolor que nos causa movidos por la única razón que es la de vivir, encontrar la felicidad.

Como saben, este ano no fue nada bueno para mi, buscando mi verdad, huyendo de lo que me daba asco, huyendo de lo que no quería convertirme, de querer saber quien soy y no conformarme es así que decidí comenzar una nueva vida, una vida en la que por amor a ella misma, y la realización plena de mi ser me llevaron a perder lo que mas quería en esta vida. Y sin embargo también gane mucho. Aprendizaje. No hay nada mas valioso que el aprendizaje, aprendí también que no estoy mal, aprendí que siga luchando por saber quien soy, aprendí que puedo amar y que el amor incondicional, sin limites si existe, aprendí a ceder, aprendí a sufrir, estoy aprendiendo a llorar, estoy aprendiendo a decir no, estoy aprendiendo a alejar a las personas que me hacen daño, estoy aprendiendo que valgo.

Cuando eres joven y productivo jamás puedes imaginar que tu vida puede acabar, y te sientes eterno, saludable, que los que mueren son los viejos o los enfermos, que a ti nunca te va a pasar. Y así vivimos la vida, con prisas, por comernos el mundo, nos sometemos a la mas infinita tristeza para que en “un futuro” nos vaya mejor. Yo solo les digo que no hay futuro como tal, solo existe el hoy y lo que hagas hoy. No quisiera decirles que vivan como si fuera el ultimo día de sus vidas, prefiero decirles que disfruten a su alrededor, a su familia, la naturaleza, las ganas de amar, no se queden con ganas de hacer algo, luchen por sus sueños. Yo se que suena trillado, pero a veces es necesario recordarlo. Pasamos la vida como espectadores cuando deberíamos de ser los actores, incluso de nuestras propias vidas, la vivimos sin vivirla, la sufrimos sin sufrirla. Súfranla mucho, ámenla mas.

Y más que nada, y más que todo, agradecerles por estar ahí, por sus llamadas, por sus buenos pensamientos, por los que siempre estuvieron conmigo y también por los que se alejaron. Al final te das cuenta que todo tiene su razón de ser.

Si no se los había dicho, pues se los digo hoy: Los quiero mucho, gracias por formar parte de mi vida, porque de alguna manera ustedes también soy yo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Milo... por un momento recordé mi niñez también, en un teatro montado para la pastorela del año de 1986, jajaja recordaste que salimos de ángeles?? Que risa.... y nos la pasamos platicando todo el rato... en fin, el tiempo pasó, bien dices... eres parte de mi también. Un beso y un fuerte abrazo¡¡ Que bueno que nos vimos para cenar el fin pasado, te vi nuevamente con una gran sonrisa... te quiero amiga¡¡¡¡¡
NAN